El Repilo del olivo, causado por el hongo, Venturia oleaginea o Spilocaea oleagina representa mayores desafíos que enfrenta la producción de aceitunas en España. Esta enfermedad es ampliamente extendida por toda nuestra geografía y tiene un impacto directo en los olivos, provocando defoliaciones significativas y afectando directamente a la producción y calidad de las aceitunas.
Cómo Reconocer el Ataque del Repilo
Sus síntomas son inconfundibles: manchas circulares o anulares que se desarrollan principalmente en el haz foliar, presentando tamaños variables y un color oscuro debido al desarrollo de las esporas. En primavera, estas manchas a menudo exhiben un halo amarillento, lo que facilita su identificación. En condiciones desfavorables, especialmente durante la temporada estival, pueden aparecer punteaduras y manchas atípicas.
Ciclo biológico y condiciones clave
El ciclo biológico del hongo depende de condiciones climáticas específicas para su desarrollo. Se requiere que la superficie de las hojas esté en contacto con agua proveniente del rocío o la lluvia durante 1-2 días, y que la temperatura se mantenga dentro del rango de 8-24°C, con un óptimo en torno a los 15°C. Por lo tanto, existen áreas geográficas particularmente susceptibles al desarrollo del repilo debido a la disponibilidad de humedad y temperaturas adecuadas.
Abordando el Desafío del Repilo del Olivo
Para combatir esta problemática, es fundamental adoptar un enfoque integral, aprovechando tanto las medidas tradicionales como las más innovadoras disponibles en el mercado.
Dentro de las medidas tradicionales, la poda adecuada es un pilar esencial. Esta práctica no solo mejora la circulación del aire al reducir el microclima propicio para el hongo, sino que también fomenta un crecimiento vegetativo saludable.
La elección cuidadosa de variedades resistentes al repilo al establecer nuevas plantaciones es crucial, especialmente en áreas propensas a la enfermedad. La gestión adecuada del suelo, el riego eficiente y la nutrición equilibrada refuerzan la resistencia de los olivos al repilo, reduciendo la necesidad de fungicidas.
En el ámbito fitosanitario, varios fungicidas con distintos modos de acción, como preventivos, curativos, sistémicos y translaminares, están diseñados específicamente para combatir el repilo. Entre los ingredientes activos más comunes en estos productos se encuentran el cobre, kresoxim-metil, dodina, difenoconazol, tebuconazol y trifloxistrobin.
Monitoreo, Manejo Integrado y Nuevas tendencias:
El monitoreo constante de las condiciones climáticas y la detección temprana de la presencia del hongo en las hojas de los olivos es fundamental, permitiendo la aplicación oportuna y precisa de medidas preventivas o curativas. De esta manera, se minimiza el impacto del repilo y protegemos la cosecha.
Por otra parte, es fundamental resaltar que con la desaparición de muchas materias activas existentes ha aumentado la complejidad del control de esta enfermedad en los cultivos de olivar. En respuesta a este desafío, han surgido prometedoras alternativas biológicas, como biofertilizantes a base de microorganismos beneficiosos o los extractos de plantas. Estas soluciones no solo fortalecen el cultivo y los hacen más resistentes a enfermedades y plagas, sino que también reducen la dependencia de productos químicos, contribuyendo así a un manejo más respetuoso con el medio ambiente.
El repilo del olivo sigue siendo un desafío constante para los cultivos de olivo en España. Sin embargo, las tendencias actuales en el manejo de esta enfermedad apuntan hacia enfoques más sostenibles y tecnológicamente avanzados.
La combinación de medidas tradicionales y ecológicas, monitoreo constante, y prácticas agronómicas sostenibles puede mitigar el repilo. Esto asegura la salud de los olivos y la calidad de las aceitunas en un entorno más sostenible.