El fosfonato potásico, derivado del ácido fosforoso, comenzó a captar la atención en la década de 1960 por su potencial como fungicida. En las décadas siguientes, se descubrió que no solo controlaba patógenos como Phytophthora y Pythium, sino que también ofrecía un perfil ambiental favorable. Con avances en investigación y formulación, el fosfonato potásico se consolidó como una herramienta clave en la agricultura moderna, apreciada por su eficacia y seguridad ambiental.
Mecanismos de acción del fosfonato potásico
1. Acción fungicida directa: El fosfonato potásico inhibe la germinación y el crecimiento del micelio de patógenos, como oomicetos, al interferir con la fosforilación oxidativa. Esto altera la composición celular del patógeno, reduciendo la severidad de la enfermedad en las plantas (Yáñez-Juárez et al., 2018; García-Velasco et al., 2020). Según Fenn y Coffey (1985), el ácido fosforoso también afecta la estructura de la membrana del hongo, limitando el avance de la enfermedad.
2. Inducción de resistencia sistémica adquirida (SAR): El fosfonato potásico activa las defensas naturales de las plantas, promoviendo la producción de fitoalexinas y proteínas relacionadas con la patogénesis. Este proceso fortalece la planta para resistir ataques futuros y permite una respuesta más amplia contra diversos patógenos (Monsalve et al., 2012; Yáñez-Juárez et al., 2018). La rápida conversión a ácido fosforoso y al dianión fosfonato HPO₃²⁻ (Bompeix et al., 1980) refuerza la protección sistémica.
Aplicación y eficiencia
El fosfonato potásico se aplica principalmente de forma foliar, donde se transloca de manera sistémica tanto acropéticamente como basipéticamente (MoA FRAC code P07). Esta aplicación asegura una absorción rápida y una protección efectiva contra patógenos (Daniel & Guest, 2006; Guest & Grant, 1991). Su capacidad para distribuirse eficientemente en la planta optimiza la protección en todo el tejido.
Ensayos y resultados en cultivos
Diversos estudios han demostrado la eficacia del fosfonato potásico en una amplia gama de cultivos. En cítricos, ha reducido notablemente la incidencia de gomosis causada por Phytophthora (Graham & Feichtenberger, 2015). En vid, ha disminuido la severidad del mildiu provocado por Plasmopara viticola (Reuveni et al., 2003). También ha sido efectivo contra el repilo del olivo (Venturia oleaginea), Alternaria en caqui, y Phytophthora infestans en patatas y tomates, mostrando su capacidad para ofrecer protección duradera contra enfermedades graves.
Ventajas del fosfonato potásico
El fosfonato potásico ofrece varias ventajas sobre fungicidas convencionales:
- Menor impacto ambiental: Se descompone rápidamente en ácido fosfórico, que es menos persistente en el medio ambiente en comparación con otros fungicidas como el fosetil-Al. Esto minimiza la acumulación de residuos y reduce el impacto ambiental (Hofgaard et al., 2010; Graham & Feichtenberger, 2015).
- Inducción de SAR: Proporciona una protección más amplia y duradera al activar las defensas naturales de las plantas, reduciendo la necesidad de aplicaciones frecuentes y fungicidas adicionales.
- Seguridad y eficiencia: Comparado con muchos fungicidas químicos, el fosfonato potásico tiene baja toxicidad para el medio ambiente y los seres humanos. No deja residuos tóxicos en los cultivos, lo que lo hace seguro para el consumo humano y disminuye el impacto ambiental.
Descomposición e Impacto Ambiental
Fosfonato potásico: Se descompone en ácido fosforoso, dióxido de carbono (CO₂), agua (H₂O) y potasio (K⁺). Tiene un bajo impacto ambiental y se integra eficientemente en el ciclo de nutrientes del suelo, siendo generalmente seguro para el medio ambiente y la salud humana (Hofgaard et al., 2010).
Fosetil-Al: Se descompone en ácido fosforoso, CO₂, H₂O y aluminio (Al³⁺). El residuo de aluminio puede ser persistente y tóxico para las plantas, alterando el equilibrio del suelo (Graham & Feichtenberger, 2015).
El fosfonato potásico es una solución eficaz para proteger cultivos, combinando acción fungicida con la inducción de resistencia natural en las plantas. Su bajo impacto ambiental y capacidad para reducir el uso de químicos tóxicos lo convierten en una opción valiosa para promover prácticas agrícolas responsables y contribuir a un futuro más sostenible.